La meva foto
Em diuen Carles Alòs i sóc un apàtrida. Aquest blog serà un viatge pels indrets més amagats de l'ànima, per les emocions més intenses i pel viure quotidià de cada dia. Agafen cadira i seguen, de la resta, jo m'encarregue,

diumenge, 23 de desembre del 2018

Todo libro





Todo libro
que haya teñido
una vida en blanco
merece ser recordado

Carla Badillo Coronado El color de la granada Visor 2016

diumenge, 9 de desembre del 2018

Mans i peus





M’agafes els peus entre les teves mans
i veig coses que abans no havia vist:
el gat d’angora blanc que acaronava barrots
d’una finestra on van abandonar-me
per primera vegada.
Recorren el mapa dels meus peus, les teves mans,
i troben aigua fresca sota el desert més escabrós.
Vénen els núvols de carmí que no vingueren
el dia del soroll, el primer cop que vaig morir.
Les teves mans em diuen que jo vaig escollir
els meus pares. Torno a tenir deu anys i obro
la porta on s’amaga el fantasma
i veig que era un abric de llana.
Bufen entre els meus dits els teus, i inflen les veles
d’un vaixell que s’allunya de Naxos corsecat per
la culpa d’abandonar Ariadna.
Sempre s’hi va dos cops , arreu, i en tornar,
els plors que es van gelar ens apaguen la set.
Digues: ¿Tens mal de coll? ¿T’has ofegat de tos aquesta
ni tan llarga? Deixa’m que t’acaroni els peus.
Les meves mans són somnis de les teves.   

Anna Aguilar – Amat Trànsit entre dos vocals Proa 2001



diumenge, 2 de desembre del 2018

Siembra un nido de nubes





Siembra un nido de nubes
entre mis ojos tristes
y recoge las lluvias
                                    sazonadas.

Ada Salas Arte y memoria del inocente 1987

diumenge, 25 de novembre del 2018

Nos engaña la vida porque puede,






Nos engaña la vida porque puede,
porque la vida sabe en tanto que nosotros
                                                                       vamos
como iban los exploradores
adentrándose en vastos territorios,
tierras repletas de peligros,
habitadas tal vez por otras gentes,
seres cuyo lenguaje no entendemos
ni vamos a entender aunque queramos,
aunque
desesperadamente
necesitemos entender.

Francisca Aguirre. La herida absurda Bartleby Editores (2006)


dijous, 22 de novembre del 2018

En la tierra de nadie lloro tanto




En la tierra de nadie lloro tanto
ansiando que me llueva compañía,
que hasta un pozo llené con este llanto
y hasta flores nací, lágrimas mías.

A veces oigo hablar en las orillas
que ciñen mi gran suelo calcinado.
Son voces sin amor, corrientes frías,
o un lamento de amor desesperado.

Contemplo las mitades pululantes,
escucho lo que exhalan por sus bocas.
Ni una frase de paz que se levante
volando como un ángel sobre rocas.

Es duro caminar por mi camino;
es triste resignarse al desconcierto
que estar en soledad, como yo vivo,
provoca en el vivir que yo sustento.

Carmen Conde Antología poética. Clásicos biblioteca nueva 2006

diumenge, 4 de novembre del 2018

CAIGO SOBRE UNAS MANOS





Cuando no sabía
aún que yo vivía en unas manos,
ellas pasaban sobre mi rostro y mi corazón.

Yo sentía que la noche era dulce
como una leche silenciosa. Y grande.
Mucho más grande que mi vida.
Madre:
era tus manos y la noche juntas.
Por eso aquella oscuridad me amaba.

No lo recuerdo pero está conmigo.
Donde yo existo más, en lo olvidado,
están las manos y la noche.
A veces,
cuando mi cabeza cuelga sobre la tierra
y ya no puedo más y está vacío
el mundo, alguna vez, sube el olvido
aún al corazón.
Y me arrodillo
a respirar sobre tus manos.
Bajo
y tú escondes mi rostro; y soy pequeño;
y tus manos son grandes; y la noche
viene otra vez, viene otra vez.
Descanso
de ser hombre, descanso de ser hombre.

Antonio Gamoneda. Niñez Calambur 2016


diumenge, 14 d’octubre del 2018

El OBSTÁCULO





Reina una luz unánime que iguala
a todo ser, al darle a cada uno
su cantidad exacta de presencia:
aquí la arena tibia, allí la espuma;
más allá el horizonte
(un más allá imposible pero cierto);
a este lado las cañas, verticales,
como trazos sagrados;
y al fondo las colinas, abrasándose
de tanta claridad.


Al principio parece
que este esplendor del día lo confirma:
el que busca secretos no sabe ver las cosas;
nada está oculto; todo se explica en su contorno.


Y, sin embargo, basta
con retornar, aun levemente, a la niebla pura
que son los pensamientos
para que tanta luz desafiante
abdique en la conciencia,
y cuanto era en los ojos bendita precisión
-flor que es flor, rosa suficiente y firme-
adquiera nuevo rostro, una máscara
que lo hace incomprensible pero idéntico,
como un animal doble que segrega
su propia ocultación
y confunde su cuerpo con su cuerpo,
desdibuja los límites, las formas, las razones,
y acaba pareciéndose a sí mismo,
inmaculado y obvio.


Escucho palpitar un corazón sombrío
bajo el radiante obstáculo de su piel clamorosa.


Antonio Cabrera. En la estación perpetua Visor 2000