I
¿Para quién escribo?, me preguntaba el cronista, el periodista
o simplemente el curioso.
o simplemente el curioso.
No escribo para el señor de la estirada chaqueta, ni para su bigote
enfadado, ni siquiera para su alzado índice
admonitorio entre las tristes ondas de música.
enfadado, ni siquiera para su alzado índice
admonitorio entre las tristes ondas de música.
Tampoco para el carruaje, ni para su ocultada señora
(entre vidrios, como un rayo frío, el brillo de los
impertinentes).
(entre vidrios, como un rayo frío, el brillo de los
impertinentes).
Escribo acaso para los que no me leen. Esa mujer que
corre por la calle como si fuera a abrir las puertas
a la aurora.
corre por la calle como si fuera a abrir las puertas
a la aurora.
O ese viejo que se aduerme en el banco de esa plaza
chiquita, mientras el sol poniente con amor le toma,
le rodea y le deslíe suavemente en sus luces.
chiquita, mientras el sol poniente con amor le toma,
le rodea y le deslíe suavemente en sus luces.
Para todos los que no me leen, los que no se cuidan de
mí, pero de mí se cuidan (aunque me ignoren).
mí, pero de mí se cuidan (aunque me ignoren).
Esa niña que al pasar me mira, compañera de mi
ventura, viviendo en el mundo.
ventura, viviendo en el mundo.
Y esa vieja que sentada a su puerta ha visto vida,
paridora de muchas vidas, y manos cansadas.
paridora de muchas vidas, y manos cansadas.
Escribo para el enamorado; para el que pasó con su
angustia en los ojos; para el que le oyó; para el que
al pasar no miró; para el que finalmente cayó cuando
preguntó y no le oyeron.
angustia en los ojos; para el que le oyó; para el que
al pasar no miró; para el que finalmente cayó cuando
preguntó y no le oyeron.
Para todos escribo. Para los que no me leen sobre todo
escribo. Uno a uno, y la muchedumbre. Y para los
pechos y para las bocas y para los oídos donde, sin
oírme, está mi palabra.
escribo. Uno a uno, y la muchedumbre. Y para los
pechos y para las bocas y para los oídos donde, sin
oírme, está mi palabra.
II
Pero escribo también para el asesino. Para el que con
los ojos cerrados se arrojó sobre un pecho y comió
muerte y se alimentó, y se levantó enloquecido.
los ojos cerrados se arrojó sobre un pecho y comió
muerte y se alimentó, y se levantó enloquecido.
Para el que se irguió como torre de indignación, y se
desplomó sobre el mundo.
desplomó sobre el mundo.
Y para las mujeres muertas y para los niños muertos,
y para los hombres agonizantes.
y para los hombres agonizantes.
Y para el que sigilosamente abrió las llaves del gas y la
ciudad entera pereció, y amaneció un montón de cadáveres.
ciudad entera pereció, y amaneció un montón de cadáveres.
Y para la muchacha inocente, con su sonrisa, su corazón,
su tierna medalla, y por allí pasó un ejército de
depredadores.
su tierna medalla, y por allí pasó un ejército de
depredadores.
Y para el ejército de depredadores, que en una galopada final fue a hundirse en las aguas.
Y para esas aguas, para el mar infinito.
Oh, no para el infinito. Para el finito mar, con su limitación
casi humana, como un pecho vivido.
casi humana, como un pecho vivido.
(Un niño ahora entra, un niño se baña, y el mar, el
corazón del mar, está en ese pulso.)
corazón del mar, está en ese pulso.)
Y para la mirada final, para la limitadísima Mirada Final,
en cuyo seno alguien duerme.
en cuyo seno alguien duerme.
Todos duermen. El asesino y el injusticiado, el regulador
y el naciente, el finado y el húmedo, el seco
de voluntad y el híspido como torre.
y el naciente, el finado y el húmedo, el seco
de voluntad y el híspido como torre.
Para el amenazador y el amenazado, para el bueno y el
triste, para la voz sin materia
y para toda la materia del mundo.
triste, para la voz sin materia
y para toda la materia del mundo.
Para tí, hombre sin deificación que, sin quererlas mirar,
estás leyendo estas letras.
estás leyendo estas letras.
Para tí y todo lo que en ti vive,
yo estoy escribiendo.
yo estoy escribiendo.
Vicente Aleixandre. En un vasto dominio. (1958- 1962).
Me encanta este poema!!!
ResponEliminaY el cambio de look de tu blog también, me gusta más así Carlos :)
Lo que más me gusta de este poema son los dos últimos versos. Me gusta mucho la prosa poética aleixandrina, sobre todo el libro Pasión de tierra y muchas veces yo me he hecho esa pregunta o mejor para qué escribo. Quizá el rojo era demasiado agresivo.
ResponEliminaQue pases muy buena tarde de domingo Rocío, gracias por tus comentarios.
Eu vou estudar português
Carlos!!! Pues menos mal que nuestros estilos estan taaaaan lejos! Puse el mismo poema en el blog hace tiempo. Me encanta!!!:))
ResponEliminaLo acepto, pero nuestros estilos son muy distante. Vicente Aleixandre es nuestro punto de unión, fíjate si era majo, je je. Buen finde !
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